A diferencia de lo que se piensa popularmente de la felicidad refiriéndose a ella como una meta u objetivo…
La felicidad en realidad es un estado anímico que es intermitente. Y es intermitente por un comportamiento o tendencia humana.
Esta tendencia es la búsqueda de nuevas cosas, experiencias, sentimientos etc. etc.
Nuestra tendencia por buscar nuevos deseos nos hace dejar a un lado la felicidad actual, para emprender la búsqueda de una nueva felicidad.
En teoría esto no es algo negativo, por el contrario, nos mantiene en movimiento y acción. Sin embargo, cuando tu objetivo es maximizar la felicidad, brincar de deseo en deseo es lo peor que puedes hacer porque como resultado tus tiempos de felicidad serán cortos.
La felicidad de manera simplificada no es más que estar contento con uno mismo, y no necesitar ningún cambio. Cuando sientes que no quieres ningún cambio en tu vida; eres feliz.
El problema es que la mayoría anda en busca de una meta u objetivo de la felicidad que no existe.
Ningún tipo de realización externa te brindará felicidad continua, puede que por unos días o semanas te haga sentir feliz pero hasta ahí llega su efecto.
Para aquellos que logran entender la felicidad, dejan de intentar forzarla en sus vidas y sencillamente saben como maximizarla en su totalidad cuando esta aparece.
Como aquellos individuos conocen de la intermitencia de la felicidad, saben que no es un objetivo, entienden que no hay cosa alguna como felicidad perpetua, conocen que se mantiene cuando se está en plenitud, y entienden que la misma se desvanece cuando se introduce el deseo por algo nuevo…
Saben mantener su enfoque en su deseo o experiencia actual, para maximizar la felicidad que esta les está brindando y luego de experiencias gratas y duraderas, buscan moverse hacia el próximo deseo y emprender la búsqueda por nuevas experiencias de felicidad.